Los choques son componentes eléctricos que se utilizan en circuitos eléctricos para limitar o controlar el flujo de corriente. Consisten en una bobina de alambre aislado enrollada alrededor de un núcleo magnético.
El núcleo magnético de la reactancia amplifica el campo magnético generado por el flujo de corriente en la bobina. Esto crea una inductancia que limita el flujo de corriente a través de la reactancia. Cuanto mayor sea la inductancia de la reactancia, más se limitará el flujo de corriente.
Al limitar el flujo de corriente, una reactancia puede ayudar a reducir las interferencias no deseadas o los picos de tensión en un circuito. También puede utilizarse para estabilizar o filtrar el flujo de corriente en un circuito bloqueando determinadas frecuencias.
El funcionamiento de una reactancia se basa en las propiedades físicas de una bobina, en particular la autoinducción. Cuando una corriente circula por una bobina, crea un campo magnético alrededor de ella. Cuando la corriente cambia, el campo magnético también cambia, lo que a su vez genera una tensión en la bobina que contrarresta la corriente. Esta propiedad de autoinducción de la bobina limita el flujo de corriente.
En un circuito, la reactancia se conecta en serie a una carga o a otro componente. La corriente fluye a través de la reactancia y está limitada por la inductancia. La reactancia también puede ayudar a suavizar o estabilizar la tensión actuando como dispositivo de almacenamiento de energía y controlando el flujo de corriente.
En general, las reactancias desempeñan un papel importante en el control y la estabilización del flujo de corriente en los circuitos eléctricos. Se utilizan ampliamente en diversas aplicaciones, como fuentes de alimentación, filtros, fuentes de alimentación conmutadas y circuitos de alta frecuencia.