La generación de calor es un factor crítico en las resistencias de derivación externas, ya que las corrientes elevadas pueden provocar
un autocalentamiento considerable. Sin una disipación eficaz del calor, pueden producirse
imprecisiones en las mediciones, desviación de la resistencia y fatiga prematura del material. Por ello,
los shunts externos se diseñan para
optimizar la disipación del calor, por ejemplo, mediante diseños más grandes, carcasas especiales o montaje directo en disipadores de calor.
Un aspecto decisivo de la gestión de la temperatura es la selección de un material de resistencia con un
coeficiente de resistencia a la temperatura (TCR) bajo. Materiales como
la manganina o el nicromo tienen un
cambio de resistencia naturalmente
bajo en caso de fluctuaciones de temperatura, lo que conduce a una mayor
estabilidad a largo plazo. Además, la disipación del calor puede mejorarse mediante un
diseño específico y la colocación de la derivación en un
lugar bien ventilado o refrigerado.
Algunas
resistencias shunt externas también están equipadas con
tecnologías de refrigeración especiales
, como placas de refrigeración metálicas o disipadores de calor integrados para reducir la carga térmica. En aplicaciones con
corrientes muy elevadas, la combinación de un
valor de resistencia bajo, un diseño optimizado y medidas de refrigeración adicionales puede ser decisiva para
garantizar una medición de corriente precisa y constante y una larga vida útil del componente.